Sweet Destruction de Paige Weaver Reseña

                                    



"Hay una línea delgada entre el amor y el odio y ellos estaban a punto de cruzarla. 

Mi nombre es Samatha Ross y esta es mi vida.

Yo existía en un mundo que pocos conocían. En resumen, los remolques y las calles criminales eran mi hogar. Las drogas y el alcohol eran la norma y la felicidad era la excepción. Yo vivía día a día sin saber si iba a tener un techo sobre mi cabeza o comida en el estómago. Mi vida apestaba. Se llevó todo de mi y no me dejó nada.

Pero había una certeza en mi vida. Una mancha negra en mi ventana del infierno. 

Cole Walker.

Él era un criminal. Un ladrón. Trajo el infierno y la condenación con él donde quiera que fuese. Él hería y destruía. Él tomaba y no daba nada a cambio. Era la angustia y la desesperación envuelta en un paquete hermoso y perfecto. Coches rápidos y mujeres rápidas eran sus aficiones. Sus vicios. Pero él tenía muchos.

Yo era una de ellas.

Yo era su adicción y su anhelo. Su enemiga en esta tierra. Yo le temía. Lo odiaba. Lo amaba incluso más".


Opinión Personal:

Estaba ansiosa por reseñarles este libro :D 

Cuando lo vi, supe que me iba a gustar y no me equivoqué: es uno de los mejores libros que leí hasta el momento!.

Nacidos en un ambiente desastrozo, un mundo de pobreza, adicciones y peligro, Sam, Bent y Cole sufrirán lo que ninguna persona se merece.

A causa del mal de amor que sufrieron sus padres, estos chicos vivirán una vida de porquería. 

Sam y Bent tenían una vida relativamente normal hasta que su padre abandona a su madre y ésta cae en una depresión total que termina metiéndose con las drogas, la bebida y acostandose con cualquier hombre que pueda proporcionárselas. A ella poco le importan sus hijos, pues se la pasa todo el tiempo inconsciente o directamente, nunca está en la casa -si es que se le puede llamar así a esa cosa destartalada-.
Por eso, desde pequeños Sam y Bent han aprendido a cuidarse solos -o por lo menos intentándolo- y luchar por conseguir algo de comer cada día, ya que su madre gastaba todo el dinero en sus adicciones, ellos morían de hambre.

Cole llegó más tarde a la vida de estos hermanos......y su vida también es un infierno: su madre murió a causa de una enfermedad y su padre se volvió un alcohólico y violento -golpeándolo incontables veces-.
A su vez, Cole es un chico con sus propios demonios.....él tiene su dosis violenta aunque trata de reprimirla.

El destino quiere que todos estos niños se crucen y formen amistad. Camaradería hasta para cometer pequeños delitos con tal de sobrevivir. Todo se reduce a eso: poder vivir un día más con la esperanza de algún día irse de ese inmundo lugar y vivir mejor.

Un acontecimiento determina la ruptura de la amistad y el comienzo del odio mutuo entre Sam y Cole. A partir de allí, ellos no podrán ni verse a 100 kilómetros sin atacarse mutuamente.

Pero como todos saben, del odio al amor hay un sólo paso y bueno........ ambos comienzan a mirarse diferente y al mismo tiempo, siguen odiándose. La atracción será innegable hasta el punto de no poder resistirla.

Y en el medio de todo, todos lucharán por última vez, para tratar de liberarse de esa vida que cada vez parece atraparlos más.

Simplemente lo amé! Cada maldita página. No podía despegar mis ojos ni por un segundo *0*

Odié las crueldades que vivieron los personajes. Odié sobretodo a sus padres, por ni siquiera pensar un poco en ellos y dejan de ser tan egoístas. Grrrr! Odié a Pam man, el polícia corrupto que no hacía más que complicarles la vida.

Pero ame cada momento que Sam y Cole pasaron juntos, sus encontronazos y provocaciones. Las escenas hot.........uff! Por poco no me prendo fuego mientras leía jajajajaja

Y lo más importante, amé el final.

Una novela que supo ser bien hecha, tocar un montón de temas y no tornarse ni aburrida ni excesiva. Una historia que me pareció bastante real.

No sé gente, yo me enamoré del libro :D 

Se los super recomiendo!

P.D: Espero y quiero creer que Bent tendrá su propio libro -todavía no me fijé si ya salió o no-.